Tuvo lugar el pasado lunes 14 de Marzo. Esta sesión, originalmente, estaba destinada a la explicación del siguiente apartado: el cómic.
Comenzamos la clase por donde nos quedamos en la explicación anterior, los diferentes tipos de planos y ángulos en el cine. Como ya iba de sobreaviso con la experiencia de la clase anterior, no di margen a despistes ni bromitas, en esa sesión debíamos acabar el ejercicio atrasado y la explicación programada para esta. Los alumnos inmediatamente se activaron y cambió radicalmente el ritmo de la clase.
Una vez finalizada la explicación sobre el cómic y el ejercicio que debían hacer para vacaciones de Semana Santa, comenzamos a resolver algunas posibles dudas de cara al examen que tenían en la siguiente clase. Al parecer estaba todo claro.
Salí muy contenta de esta tercera sesión :) Sentí que cumplí con lo programado recuperando el tiempo de la clase anterior, que los alumnos entendieron el contenido de la explicación, organicé bien los tiempos y reactivé al alumnado.
Claro que esta sensación duro hasta la siguiente clase...
Cuarta sesión
17 de Marzo. Examen. Antes de que entraran los alumnos al aula pensé cumplir una serie de pasos:
- Dejar sobre mi mesa los apuntes en los que hemos trabajado para calificarlos, como apoyo en la calificación del examen en el caso de que no superaran la puntuación mínima de los contenidos mínimos (4 puntos).
- Una vez tenga todos los apuntes, comenzaría a repartir los exámenes.
- En los últimos 10 minutos de la clase, corregiría los apuntes y se los devolvería.
Expectativa vs realidad, una vez más.
Los alumnos llegaron con los apuntes sin el nombre, otros ni los tenían, comencé a recogerlos según fueron poniendo sus nombres, les daba el examen al recogerlos, Gonzalo me aconsejó que los guardaran todos porque unos alumnos tenían examen y otros no... un caos vaya. Al final, guardaron los apuntes, les di el examen, y comencé a pasearme por las mesas.
Los alumnos me hacían preguntas concretas sobre el examen a las que no podía responder sin darles la solución, pero ellos aún así probaban. Mientras me preguntaban, era inconsciente de que daba la espalda al resto de los alumnos, y Gonzalo, entre risas, me avisó. No podía evitar hacerme gracia sus gestos de tensión cuando pasaba junto a algún pillo que pretendía copiarse (muy posiblemente lo hizo) y es que esta edad de los 14-15 años es terriblemente descarada :P
El examen estaba planteado para que se acabara en 40 min como máximo, pero los alumnos no acabaron hasta finalizar la clase. Mientras tanto no encontraba el momento de corregir los apuntes, y mientras me devolvían los exámenes los corregí en un vistazo (comprobando que todo el contenido estaba) pero sin anotar los alumnos que no los trajeron o tenían algún fallo. Tampoco pasé lista...
Los alumnos se marcharon con sus apuntes. El aula quedó vacía y Gonzalo me miraba estupefacto. ¿Qué había pasado? ¿Cómo perdí el control de ese modo? ¡Qué desorganización! (Todas estas preguntas me las hacía yo misma...)
Estuvimos hablando sobre como prevenir toda esta serie de catástrofes, desde la entrada de los alumnos al aula hasta el la melodía de salida.
Cabizbaja me fui a casa, pero en fin, de la experiencia se aprende y ya sé cómo NO hacerlo.