Después de haber trabajado en casa buscando, recopilando y seleccionando información, intentando que todo fuera lo más claro posible, realizando presentaciones en PowerPoint y llevando la lección súper preparada, llegas a clase y te encuentras con una serie de detalles que no habías tenido en cuenta...
Mi primera sesión
El lunes llegué a clase con mi presentación preparada en la que había invertido bastante tiempo buscando vídeos y ejemplos elegidos minuciosamente para que los alumnos disfrutaran y aprendieran a la vez, y captar así su atención.
Cuando llegué a clase a primera hora, repasaba el contenido de la presentación con cierto nerviosismo. Aún llevando preparado el temario, temía no captar al alumnado.
Llegó la 4º hora de clase, y con ella mi primera sesión. Llevé dos versiones diferentes de la presentación en PowerPoint guardadas en mi pendrive, también subidas a google drive, además, llevé mi ordenador por si fallaba el usb o la conexión de internet. Estaba "todo" controlado.
En primer lugar, el pc del aula no tiene instalado PowerPoint. La presentación se abrió por defecto en otro programa en el que no se visualizaban los vídeos que con tanto empeño seleccioné. En segundo lugar, la clavija del proyector no entraba en mi ordenador. Mientras tanto 35 pares de ojos adolescentes me miraban fijamente como fracasaban uno tras otro todos mis intentos. Gonzalo salvó la situación informando a los alumnos de ciertos asuntos de los que era incapaz prestar atención mientras me mataba con los pcs... ¡Vivan las TICs..!
Tras perder media hora en todo el proceso, conseguí empezar la clase, y por suerte, los alumnos me siguieron y participaron en la explicación.
El martes, tuvo lugar las sesiones de evaluación de los alumnos de 3ºESO. Me resultaba curioso estar "al otro lado" de la situación. Siempre me pregunté como serían esas sesiones en las que se juntaban los profesores para evaluar a los alumnos. Imaginaba que era algo más rápido sin reparar demasiado en el alumno y sencillamente teniendo en cuenta notas y números. Me sorprendió gratamente cuando los profesores comenzaron a relacionar las bajas notas de un alumno, su falta de atención o de interés con la posibilidad de sufrir problemas familiares. En muchos de los casos son confirmados estos problemas y el alumno recibe apoyo y refuerzo por parte del profesorado. Un simple comentario positivo hacia el trabajo de un alumno en estas circunstancias hacen en él un mundo.
Durante las sesiones dos alumnas intervinieron en la evaluación para pedir comprensión a la hora de evaluar. Se dirigían expresamente, al profesor de valenciano. Al parecer esa asignatura les cuesta un poquito más a la mayoría de los alumnos, o que su falta de interés hacia ella es mayor.
Segunda sesión
Después del desastre del primer día, que finalmente nos tomamos con humor, comienzo la segunda sesión. En esta ocasión tenía preparada una presentación (que comprobé que funcionaba a 1º hora de la mañana) y una actividad para clase. Una vez finalizada la presentación, los alumnos comenzaron a hacer la actividad en la que tenían que ir copiando unos puntos que les fui dictando. Resultó imposible acabar la actividad programada para el día debido a la lentitud (como consecuencia de la falta de práctica) de los alumnos a la hora de escribir.
Esto me hace pensar que las expectativas que se tienen en casa son totalmente distintas una vez estamos en clase. Se debe ir preparado a las clases, con la lección sabida y una forma muy sencilla, didáctica y creativa de comunicación, pero el planning, como las expectativas, lo dejamos en casa.
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